¿Cuánto tiempo se conserva la miel?

Cuánto tiempo puede almacenarse la miel

Daniel Amund e Isabella Nyambayo no trabajan, consultan, poseen acciones ni reciben financiación de ninguna empresa u organización que pueda beneficiarse de este artículo, y no han revelado ninguna afiliación relevante más allá de su nombramiento académico.

La noticia de que, después de 106 años, la tarta de frutas del capitán Scott fue encontrada por el Antarctic Heritage Trust y «olía a comestible», plantea la pregunta: ¿hay otros alimentos que tengan un poder de permanencia similar? La respuesta es, sí, varios.

En 2015, los arqueólogos informaron de que habían encontrado miel de hace 3.000 años mientras excavaban tumbas en Egipto, y era perfectamente comestible. Esta durabilidad se debe a las características únicas de la miel: es baja en agua y alta en azúcar, por lo que las bacterias no pueden crecer en ella. La miel también contiene pequeñas cantidades de peróxido de hidrógeno, que inhibe el crecimiento de los microbios. Esta es en parte la razón por la que las abejas la producen para las crías en sus colmenas: es a la vez alimento y protección.

El procesamiento de la miel también ayuda, ya que los azúcares de la miel son higroscópicos y tienden a atraer el agua atmosférica, lo que no es ideal. Sin embargo, durante el procesamiento y el envasado, el tratamiento térmico elimina primero el agua y luego las tapas herméticas la mantienen fuera, lo que ayuda a conservarla durante más tiempo. Aunque la miel puede enturbiarse y cristalizarse al abrirse, ya que los azúcares vuelven a absorber agua, este cambio físico puede invertirse simplemente calentando la miel.

La miel dura para siempre

La miel es una sustancia alimenticia dulce y viscosa elaborada por las abejas melíferas y algunas otras abejas.[1][2] Las abejas producen miel a partir de las secreciones azucaradas de las plantas (néctar floral) o de las secreciones de otros insectos (como la melaza), por regurgitación, actividad enzimática y evaporación del agua. Las abejas melíferas almacenan la miel en estructuras de cera llamadas panales, mientras que las abejas sin aguijón la almacenan en botes hechos de cera y resina[1][2][3] La variedad de miel producida por las abejas melíferas (el género Apis) es la más conocida, debido a su producción comercial y consumo humano en todo el mundo[4] La miel se recoge de las colonias de abejas silvestres, o de las colmenas de abejas domesticadas, una práctica conocida como apicultura (meliponicultura en el caso de las abejas sin aguijón).

La miel obtiene su dulzor de los monosacáridos fructosa y glucosa, y tiene aproximadamente el mismo dulzor relativo que la sacarosa (azúcar de mesa)[5][6] Quince mililitros (1 cucharada sopera) de miel aportan unos 190 kilojulios (46 kilocalorías) de energía alimentaria[7] Tiene propiedades químicas atractivas para la repostería y un sabor característico cuando se utiliza como edulcorante[5] La mayoría de los microorganismos no crecen en la miel, por lo que la miel sellada no se estropea, incluso después de miles de años[8][9].

¿Caduca la miel?

La miel es un producto básico en muchas cocinas y es un edulcorante muy útil tanto para las comidas como para las bebidas.

Miel y

Las mejores prácticas para almacenar la mielUna de las mejores características de la miel es que no se estropea. Sin embargo, la miel es susceptible de sufrir cambios físicos y químicos con el paso del tiempo. Puede perder su aroma y sabor y también tiende a oscurecerse. Dado que la conservación de la miel depende de la temperatura, su vida útil es difícil de definir. A efectos prácticos y comerciales, se suele indicar una vida útil de dos años. Sin embargo, la miel almacenada correctamente conserva su calidad durante mucho más tiempo, por lo que es muy importante almacenar la miel siguiendo estas directrices:

Dado que la miel contiene poca agua, las bacterias no se desarrollan fácilmente, pero los envases mal cerrados podrían permitir la entrada de humedad. Se recomienda conservar la miel en el envase original en el que la compraste y, después de usarla, asegúrate de que la tapa esté bien cerrada para que no se cuele la humedad ni los olores. Los tarros de cristal con tapa también son ideales para almacenar la miel, siempre que la tapa esté bien cerrada para que la miel no quede expuesta al aire mientras no se utilice. No se recomienda guardar la miel en recipientes de plástico no alimentario o en recipientes metálicos porque pueden provocar la oxidación de la miel.